Argumentos cómodos para no salir de tu zona de confort.

La "zona de confort" es esa parcela de nuestro día a día en la que nos encontramos cómodos, el entorno que controlamos y en el que se encuentran las cosas que conocemos. Representa ese margen en el que podemos movernos sin hacer ningún tipo de esfuerzo porque estamos habituados a hacerlo. Hay personas que se encuentran tan cómodas dentro de su zona de confort que vive sin salirse de ella (ni tan siquiera se lo llegan a plantear), y en esencia no creo que sea algo bueno ni malo, sino que depende de los objetivos, las ambiciones y las prioridades que cada cuál tenga en su vida. Aplicado al mundo laboral podríamos identificar la zona de confort con el trabajo que controlamos y que llevamos a cabo de manera rutinaria, con un horario en el que tenemos encajado cada momento, con un@s compañer@s y superiores que conocemos, y con una responsabilidad que no sobrepasa la que queremos.

Sin embargo, hay un tipo de "acomodado" que no es nada beneficioso para las empresas por los daños colaterales que puede causar; es el "acomodado incómodo".  Suele ser una persona insegura, reactiva, con miedo al cambio, con escasa ambición y demasiados prejuicios, y cuyo reto diario es imitar la jornada del día anterior con la menor variación posible. Pero bueno, entonces ¿por qué se trata de un perfil poco recomendable para las organizaciones? Pues porque además de ser personas que se limitan a dar lo justo, a coger el camino fácil, a replicar lo hecho y de las que no puedes esperar un gran compromiso, suelen tener un especial interés en extender su conformismo y mediocridad entre el personal de su equipo de trabajo, departamento, división o unidad. 

Desde que empecé a trabajar, me he topado con algunas personas que vivían totalmente acomodadas, con más o menos edad, en diferentes puestos y departamentos, y he ido recopilando algunos de los argumentos que suelen utilizar cuando pretenden contagiar su nula ambición, sus tristes perspectivas y sus miedos. Por suerte, he trabajado y trabajo con otras personas que son ambiciosas, soñadoras, que empiezan el día con una sonrisa y no se la quitan por dura que sea la jornada, trabajadoras, inspiradoras y apasionadas, grandes "doers" (como diría Isra García) de las que no he dejado de aprender cómo combatir esos llamamientos a caer en la rutina más triste, pobre e improductiva. Os dejo algunos (excusas) argumentos que suelen utilizar los primeros para que podáis identificarles, y algunas ideas y reflexiones de los segundos para ver por qué no debemos hacerles caso: 


1.- "Aquí lo mejor es pasar desapercibido..."
Es poco recomendable entrar como un elefante en una cacharrería el primer día de trabajo, pero no se puede (debería) dejar de ser uno mismo por intentar pasar desapercibido. Me parece muy injusto que se asocie el "llamar la atención" solo con algo negativo, porque admiro a muchas personas que lo hacen por ejemplo por encontrar soluciones, por ser humildes, por sorprender con su creatividad, por trabajar sin descanso hasta conseguir los objetivos que se marcan, por ayudarte sin esperar nada a cambio, por anteponer el bien común al particular, por ser valientes y no disfrazar las verdades, por conseguir sacarte una sonrisa en un mal día, etc.  Así que deja de pasar desapercibido, demuestra de lo que eres capaz y destaca por tu honradez, por tu buen trabajo, por ayudar y compartir; de esta manera, lograrás hacerte un hueco en el día a día, en la mente y en el corazón de tus compañer@s. 




2.- "Esto siempre se ha hecho así..."
Todo evoluciona rápidamente, los tiempos cambian y las personas, la tecnología y las organizaciones también, por eso esta afirmación hace tiempo que dejó de ser una razón, para pasar a ser una excusa. Si vivimos en un entorno en constante evolución, hay que plantear nuevos enfoques, innovar y afrontar el trabajo desde nuevas perspectivas para adaptarse; y esto no es algo nuevo que se haya puesto de moda, sino que un tal Darwin ya lo recogía en su Teoría de la Selección Natural.


Subirse al carro de las nuevas tecnologías, reaprender a hacer algunas tareas que se tenían automatizadas, adquirir nuevos conocimientos, adaptarse a nuevos sistemas de trabajo, y en general, cualquier cambio supone esfuerzo y crea incertidumbre, pero no afrontar el trabajo como un apasionante camino lleno de retos que superar cada día es perder el timón de tu futuro, y dejar de ser actor de tu vida para pasar a ser un mero espectador de todo lo que pasa a tu alrededor.


3.- "¡Oye! que no vas heredar la empresa ..."
Posiblemente te digan esto susurrando al oído, y abrazándote por el hombro haciéndote sentir que te acaban de dar un gran consejo de infinito valor que algún día, además, tendrás que agradecerles que te dieran. Es habitual que aprovechen las primeras semanas de trabajo, cuando aún no les conoces y aún estás aterrizando en la empresa; si no, ya lo vuelven a intentarlo cuando te ven como una amenaza en la empresa porque puedes dejar al descubierto su posición. 

En cualquier caso no te preocupes, es más, no se lo tengas demasiado en cuenta; creo que estos casos, a las personas acomodadas les puede el miedo de enfrentarse a su mediocridad cuando reconocen la ilusión, energía y esfuerzo de los demás.


4.- "Limítate a hacer lo que te diga tu jefe..."
Es también otra de las frases de manual que suelen utilizar los acomodados incómodos. Es cierto que de esta manera se vive bien: haz esto, no cuestiones, no te metas en nada, incluso no preguntes, hazlo y punto. No pienses, y si tienes algo que aportar aunque sea interesante, ahórratelo porque los jefes están para mandar ponerse medallas y el resto para obedecer, y si pasa algo, ya verán qué hacer. No es tu problema.

Responde con un irónico "Señor, sí, señor!!" o "Señora, sí, señora!!" y da media vuelta. Nunca permitas que nadie pueda decirte que no has hecho el trabajo que tienes encomendado, pero tampoco te permitas a tí mism@ quedarte en lo justo, en el 5 "raspao"; cumple con lo tuyo, pero trata de llegar un poco más allá. Comparte ideas, recoge sugerencias, acepta críticas,  corrige, sé proactivo y aprende de tus responsables, de tu equipo y tus compañer@s. No te pares.


5.- "No te metas en el trabajo de nadie, y nadie se meterá en el tuyo..."
Esta suele venir justo a continuación de la excusa afirmación anterior, para intentar reforzarla en un intento fallido de ganar contundencia argumental. Pues bien, resulta que no es más que otra excusa barata de alguien que no quiere salirse de su zona de confort...que te lo digo yo.

Siempre que tengas oportunidad trata de compartir tiempo y trabajo con otras personas de tu organización y de fuera de ella; interésate por conocer su visión de tu trabajo, y haz tú también lo mismo con el suyo. Conoce lo que hacen otros departamentos, intenta aprender de tus compañer@s y si puedes colabora y  ayúdales. Sentirás cómo creces con ell@s, y como crecen contigo.





Asiéntate en el aprendizaje constante, en la superación y el trabajo, y no dejes de compartir con las personas que tienes a tu alrededor. Ponte objetivos ambiciosos, esfuérzate por conseguirlos y amplía  tu zona de confortporque si a base de evitar los retos y no querer destacar por las cosas buenas que sabes hacer (o que podrías llegar a hacer) llegas a convertirte en uno más, entonces serás alguien que ha dejado de aportar valor, te habrás vuelto prescindible, y habrás perdido...igual que esa persona que te susurró al oído.



"No se puede poner límite a algo; 
cuanto más sueñes, más lejos llegarás."
Michael Phelps


#mañanamasymejor