Los 7 Pecados Capitales del jefe

 Solemos quejarnos de los jefes; no sé si nos gusta, si no evade, si es una manera de desahogarnos o si es merecido (o no), pero la cuestión es no es raro encontrarnos comentando las actitudes que éstos tienen en determinadas circunstancias y las decisiones que toman. Pasa como con el fútbol, que todos llevamos dentro un entrenador...pues igual, creo que todos llevamos dentro un jefe. Aunque si lo pensamos bien, de una u otra manera todos hemos estado al frente de un grupo de personas ¿verdad?. Alguna vez hemos sido capitanes del equipo, coordinadores de actividades, orientadores en un campamento, monitores de extraescolares, presidentes de la comunidad, integrantes de la directiva de una asociación, etc. por tanto, a pesar de que hoy en día te dediques a trabajar en una empresa y tengas un perfil técnico sin nadie a tu cargo, recuerda que también has sido/eres jefe.

Este post sobre los famosos 7 Pecados Capitales está única y exclusivamente en opiniones personales, basadas en la propia experiencia y en la de las personas que me rodean, a las que aprecio y de las que trato de aprender cada día. Pero me gustaría avisarte de una cosa: no te asustes si te reconoces en algún momento; se nos da genial ver la paja en ojo ajeno, este análisis tiene también precisamente la intención de provocar una reflexión sobre cómo viendo los "pecados" en los demás, si nos paramos a pensar, también nosotros hemos "caído" en alguno de ellos.

Avaricia.-  Tener ambición no es malo; hay que marcarse objetivos exigentes, pensar en grande e intentar hacer las cosas cada vez mejor. Pero cuando esta ambición se vuelve enfermiza, cuando se convierte en el único objetivo, y cuando además estás dispuesto a conseguirlo por encima de cualquier cosa, incluso de las personas, ya estamos hablando algo más dañino y peligroso. Puedes estar satisfecho por tu despacho, por tu nivel de ingresos o por ese título tan rimbombante que llevas debajo de tu nombre en la tarjeta; si eso satisface las necesidades de reconocimiento y autorrealización que Maslow planteaba en su pirámide, no tienes por qué renunciar a ello, está bien, disfrútalo. El problema llega cuando las ganas más no te dejan disfrutar de lo que ya has conseguido. 


Da gracias a diario por todo lo que tienes, especialmente por todo aquello que no es material que es lo que tiene más valor. Piensa que eres afortunado, y que tienes varios tesoros como el compromiso que demuestra tu equipo contigo y con tus proyectos, el horario flexible (que no todo el mundo tiene en sus trabajos) y que te permite dejar a tu peque en el colegio y darle un beso todas las mañana, la confianza que tienen en tí cuando te delegan trabajo y responsabilidad o el apoyo que te las personas que te acompañan en el día a día en la oficina. El deseo insaciable de querer más y más, provoca la angustiosa sensación de vivir en una constante insatisfacción, así que deja de querer ser, tener, ganar, saber y destacar más que los demás.


Envidia.-  Es el momento de dejar de competir y empezar a colaborar; no veas tantos fantasmas. Esa persona ingeniosa y creativa, que tan buenas propuestas hace en las reuniones internas de equipo no es un rival al que robarle las ideas, es una persona de la que aprender, un aliado al que reconocer su valía y al que ayudar a que se realice porque irá en favor del equipo del que formas parte y lideras. 
Fuente: http://adleriana.blogspot.com.es
Centra tus esfuerzos definir tus objetivos y cómo llegar a ellos, potencia las áreas que más necesites y explota aquellas que dominas, pero deja la envidia aparcada; si no lo haces, estarás descuidando tu propia personalidad y deseando la vida de otros en lugar de vivir plenamente la tuya.

"Comparte, reparte y deja para el grupo la mejor parte. 
Si tu equipo no crece contigo, no conseguirás grandes metas."

Gula.-  Lo mío es mío, y lo de los demás, también. Originariamente este pecado no sólo se relacionaba con los excesos en la comida y en la bebida, sino que se vinculaba a cualquier otro tipo de ellos. En este sentido, la gula tiene que ver con las ansias descontroladas de planificación, de cumplir metas, de revisión, de ascender en la empresa...Ya se sabe que los excesos nunca son buenos.

Pero desde un punto de vista más "gastronomicoempresarial", no todo pueden ser desayunos de trabajo, comidas de empresa, un gin tónic "cierra-negocio", una cata de vinos, etc... Estimado jefe, su equipo le necesita; se le requiere arremangado y trabajando, y no dejando que los demás resuelvan los problemas y saquen adelante el trabajo mientras usted anda "ocupado o fuera de cobertura" de comité en reunión, de reunión en evento y tiro porque me toca. 


Ira.-  Hay gente que se pasan el día con el enfado encima; a veces se tienen motivos, pero lo preocupante de este tipo de personas es que si no lo tienen, se los buscan, o ni siquiera eso, se enfadan y  con un "prefiero no hablar del tema" o "¡¡no me hables...no me hables!!" se hacen de la coartada perfecta para seguir encerrados en esa cárcel del mal humor y resentimiento que además pagan con los demás. Las decisiones en caliente, la visceralidad y las pérdidas de control no suman en la gestión de personas ni en el desarrollo de tu equipo y además dejan un poso de energía negativa en el ambiente que luego cuesta mucho reconducir.

Es bien cierto que no basta con una actitud positiva para conseguir los objetivos que se propongan, pero desde luego que ser positivos, ponerte cada mañana una sonrisa (#empiezoeldiaconunasonrisa) y acabar cada jornada pensando que mañana será también un gran día (#mañanamasymejor) hace que la vida se haga más llevadera para tí y para las personas que te rodean.  
Recuerda que los demás no tienen siempre la culpa de todo, que a veces tienes más responsabilidad de la que te autoreconoces y que todo el mundo tiene problemas y su propia historia personal (que en muchos casos desconoces); así que no seas tan osado de pensar que tus problemas son los más complicados del mundo, deja de mirarte el ombligo y no dejes pasar tu ira del dintel de la puerta de la oficina...ahí dentro tienes a un equipo de personas dispuestas a trabajar, entra, da los buenos días, y empieza la jornada en condiciones.


Fuente: Taringa.net
Lujuria.-  He visto a responsables contonearse y pisar con fuerza sus tacones para llamar la atención del nuevo chavalito de prácticas y a otros que se inflan el pecho, meten barriga y arquean su espalda para parecer más delgados y que resalte el nudo de su corbata cuando se cruzan con la mujer que ha entrado a cubrir una baja en el departamento comercial. Y las cenas de Navidad... Por favor, vamos a lo que vamos, pero sin olvidar que estamos en la oficina...es decir, vamos a trabajar


Pereza.-  La pereza es sinónimo de flojedad, de descuido, poco interés, negligencia y tardanza en las obligaciones que tenemos. Tu trabajo no puede darte pereza constantemente; si tus prioridades cambian, o si por circunstancias ya no quieres asumir ciertas responsabilidades y desarrollar determinados trabajos, quizás sea el momento de dar un paso a un lado y dejar avanzar a gente con ganas y vitalidad para que lideren el equipo. Si definitivamente has perdido el entusiasmo y la pereza inunda las horas de tu jornada laboral...quizás debas replantearte mucho más a fondo tu carrera profesional. Lo que no es de recibo es que la pereza de un responsable lastre el desarrollo de un equipo y llegue a desmotivar a sus componentes.


Soberbia.-  Deja de actuar como si fueses superior a los demás; no te creas nunca más que nadie, sobre todo porque hay muchas probabilidades de que no lo seas. No eres la mejor persona del mundo haciendo lo que haces, así que bájate de ese altar que te has construido porque todavía te queda mucho que aprender.  No pases con indiferencia por el lado de tu secretaria ni le ignores, en primer lugar porque es una persona, como tú, pero además recuerda que no sabes insertar una foto en una presentación ni modificar el tipo de letra de un encabezado... y es ella quién lo hace. ¡Cuidado jefe/a!   

No mires más a tu equipo desde arriba. Baja (con cuidado no te vayas a caer) y mírales a los ojos, de igual a igual. Vas a descubrir cosas que ni te imaginas. Son mucho más que recursos con un indicador de productividad que controlar, son personas, recuerda, igual que tú. Cambia tu perspectiva: a lo mejor no estás por encima de ellos porque seas especial, sino que es probable que sea gracias a ellos el que puedas estar dónde estás


Ser un buen jefe entre otras cosas significa saber delegar, confiar en tu gente, tener el talento para ser capaz de ayudar a los demás a alcanzar su punto máximo de rendimiento para realizar su trabajo y desarrollarse, y hacer que crezcan las personas con el equipo de manera que el equipo crezca con ellas.

La filosofía de "las medallas para los de arriba y los marrones [perdón] para los de abajo" está muy pasada de moda, y es indicativa de una mentalidad poco evolucionada, una inteligencia cuando menos discutible y un estilo de dirección rancio y anquilosadoEl liderazgo no se define en un organigrama, ni te lo otorga un cargo directivo. Por eso, aunque todos nos equivocamos y contamos con nuestros errores y con que los demás también los van a cometer, cuida a tu equipo día a día y si caes en alguno de estos pecados, reconócelopide perdónaprende de tu error y sigue trabajando. Es la mejor manera de convertirte en ese líder que siempre quisiste tener.




"Dar ejemplo no es la principal manera 
de influir en los demás, es la única."
Albert Einstein

#mañanamasymejor